domingo, 21 de diciembre de 2014

EL MILAGRO DE LA NAVIDAD DE 1914

Como si se tratase de un cuento ocurrió la historia que vamos a contar.

Fue durante la Gran Guerra, en diciembre de 1914. Los protagonistas: de un lado los soldados del imperio alemán. Del otro lado, las tropas británicas. Todos ellos ocupaban las trincheras del frente occidental. Vivían atrapados en la sin razón de la Primera Guerra Mundial.

Aquella noche del 24 de diciembre sucedió uno de esos pequeños milagros de la Navidad. En la tarde noche de la víspera de Navidad, para sorpresa de sus enemigos, las trincheras alemanas fueron adornadas con arbolitos de navidad por los soldados que se atrincheraban en ellas. Las armas no disparaban y en el silencio de la tarde noche, los soldados alemanes comenzaron a cantar el villancico Noche de Paz.

Los oficiales británicos en un principio pensaron que se trataba de una trampa de sus enemigos pero sus soldados, quizá más libres de prejuicios y deseosos de paz también elevaron las voces en tan curioso concierto acompañando el villancico alemán y empezaron también a entonar villancicos.

Los villancicos dieron paso a un intercambio de gritos entre ambas trincheras felicitándose las fiestas los soldados de ambos ejércitos. Y no pasó mucho tiempo antes de que la "tierra de nadie", esa que separa las dos trincheras comenzara a ocuparse de soldados de ambos bandos que, desarmados, se encontraban en aquel lugar donde pocas horas antes habían caído sus amigos y compañeros en un fallido asalto. Se regalaron cigarros, whisky y chocolatinas. Los oficiales de ambos bandos se juntaron a charlar y todos juntos enterraron y homenajearon a sus víctimas en un improvisado acto religioso en el que unieron sus voces en aquella Nochebuena de la Gran Guerra. Al día siguiente las armas se mantuvieron en silencio y algunos dejaron escrito que incluso se jugó un partido de fútbol entre ambos bandos. 

Fue un hecho insólito y admirable que da para reflexionar mucho. 

Por encima de cualquier bandera, frontera o prejuicio está la convivencia. Eso es lo que nos hace humanos y a veces, por ello, se obran milagros.

Cien años después os deseamos una 


Feliz Navidad en Paz.


..será mentira, será verdad...


DIXOLO CUÉLEBRE... PUNTU REDONDO!




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